sábado, 7 de mayo de 2011

UN FARSANTE LLAMADO OBAMA - ROBERTO NÚÑEZ PÉREZ



Afirmó: “el cambio ha llegado a los Estados Unidos”. Y muchos creyeron. Sin embargo, nada ha cambiado. Obama es un político hábil, astuto, tramposo. Tiene el mayor problema que puede tener un norteamericano: ser gringo. Y los gringos se creen superiores. Se incomodan porque los mexicanos y demás latinos intentan recuperar lo que le compraron a España o le arrebataron a México.
Obama camina como hábil atleta, saluda con una sonrisa perfecta y, haciendo la guerra con una mano, sostiene en la otra su Premio Nóbel de la Paz.
"Si hay alguien por ahí que todavía duda de que cualquier cosa es posible en EEUU.... O alguien que todavía cuestiona el poder de nuestra democracia, la respuesta está en esta noche", afirmó en su discursos tras su elección en noviembre de 2008. De algo estoy seguro, Obama: a Estados Unidos le es imposible mirar a los demás países como iguales. Quienes lo gobiernan piensan que el mundo les pertenece. Saben que lo que quieren es la riqueza del otro, pero se inventan un discurso que, incluso, a veces llegan a creer. La soberbia da ceguera.
Obama retiró las tropas norteamericanas de de Iraq y dejó este país peor de lo que estuvo bajo los más de veinte años de gobierno de Sadam Hussein (a quien Estados Unidos apoyó en su guerra contra Irán). A cambio, intensificó los ataques contra los talibanes en Afganistán en donde a cada rato sus soldados matan civiles inocentes por “error”. Ahora ataca a Libia argumentando razones “humanitarias”, pero justifica los crímenes que cometen sus aliados israelíes contra los palestinos.
De repente, ya hasta nos habíamos olvidado, nos arroja la noticia de la muerte de Osama Bin Laden. ¿Quién era Bin Laden? ¡Ah! El amigo que acabó con el régimen comunista en Afganistán, el régimen totalitario que no imponía burkas a las mujeres, las educaba y las dejaba participar en política. Pero lo importante era derrotar a la Unión Soviética. ¿Qué significa que Bin Laden muera? Nada. Bueno, sí. Mucho: Ahora es un mártir y Obama un héroe. Al niño del “sí se puede” también le gusta la guerra. Obama dice que no quiere hacer un show mediático y que por eso no mostrará el cadáver del líder talibán. El show, como en Colombia Uribe y Santos en sus respectivos tiempos, lo hace él.
Obama habla bien, es inteligente, astuto; pero representa el imperio y su visión arrogante y ciega. Al fin y al cabo, el mayor problema de los Estados Unidos son los Estados Unidos.

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