Hoy, regresa el obrero
más despacio.
en su rostro hace cuna
el cansancio.
y siente más, la soledad.
Contempla sus manos vacías
y no puede, no puede,
dejar de llorar, a su lado,
un mundo mezquino,
le acosa y obliga a trotar y trotar.
Risas y voces, llegan a su oído
en confuso murmullo infernal.
y las tiendas, de las avenidas,
le ofrecen delicias sin par.
Y él las mira, angustiado, callado,
piensa, piensa, sólo puede pensar,
en su hogar del tugurio apartado,
en sus hijos que ansiosos esperan,
en su esposa que tan flaca está.
Y mirando el cielo estrellado,
y entre el vaivén del tumulto tenaz,
ora y ruega a su Dios milenario,
que le alcancen los míseros pesos,
que con tanta hambre logró ahorrar,
para llevar tres juguetes de palo,
que a sus hijos alegren en esta Navidad.
DERECHOS RESERVADOS © JOSÉ RAMIRO FLOREZ MNEDEZ
De mi libro: Paisajes Humanos-
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