Se terminó la noche larga
Allá en la mina, de San José
El piélago luego de un calvario
devolvió a los 33.
Hubo júbilo y merecido regocijo
Con tremenda y loable actitud
Aunque más temprano que tarde
Se olvidaban del alud.
Empezó el día oscuro
Para más obreros que un centenar
Y entre promesas y piedras
Los profetas del fácil halago
Se olvidaron del lugar.
Se terminó lo espectacular
Y los políticos insensibles
Volvieron a la capital.
Volvió también la televisión
Y la importancia que se dio
A tan doloroso episodio.
Claro mientras fuera negocio-drama
Y del otro propaganda
Quedémonos en Copiapó
Hasta que las velas no ardan…
Pero se apagaron las candelas
Las banderas no flamean
Los treinta y tres están ya fuera.
Y en el centro del poblado
Quedó presente el desamparo
Las promesas se olvidaron
El circo se acabó y ahora…
Los payasos veraneando…
Lástima que ninguno de los mineros que no quedaron atrapados, perdieron su trabajo y sus familias no cobraron indemnización.
ResponderEliminarQue nunca más pase algo semejante y que seres humanos tengan que pasar terrible agonía. Que increíble propaganda por el señor Piñeira, vergonzoso
Un aplauso por tu poema querido Jaime
Noe